jueves, 14 de enero de 2010

Mario All Stars o qué!!



Luego de haber abandonado esta actividad por varios días, hoy me estoy obligando a procesar y formular unas cuantas frases y basuras prosaicas acerca de cualquier tema.

Ya que es uno de mis "pasatiempos" "favoritos" durante el tiempo que he llevado de vacaciones, creo que hablaré acerca de... Mario All Stars?? .... Sí. De eso.

En realidad la idea de hablar acerca de Mario All Stars viene desde hace un tiempo, y no porque tenga algo relevante que decir acerca de los juegos compilados en él ni de Nintendo en general, sino porque descubrí una manera por medio de la cual me sería mucho más fácil pasar a texto escrito mis ideas o las historias que he inventado pero que no he llegado a escribir. Sucede que esta "manera" se me fue ocurriendo junto con la intención de crear este mismísimo blog en el que escribiría basuras casi diariamente, y que trataran sobre cualquier cosa de las que se me ocurriera decir algo. Traté de pensar en ejemplos y entre ellos se me vino rápidamente a la cabeza el Super Nintendo y el par de juegos que tengo: Donkey Kong Country 3 y Mario All Stars. Desde ahí se me ocurrió que tal vez fuera posible extenderme largamente hablando sobre cada objeto personal, cada posesión que tuviera, pues casi todas tienen necesariamente una historia de cómo las conseguí, cuándo, qué ha sucedido que esté relacionado a ellas, etc. Sería una especie de autobiografía estructurada mediante la descripción de objetos, es decir, los objetos y lo que está relacionado con ellos hablarían de mí, y creo que lamentablemente es así como me resultaría más fácil hablar de pensamientos y hechos de lo que sería a partir de ideas o sucesos más dignos. Entonces pensé en las historias que siempre quise escribir (esto fue luego, cuando estaba recordando partes de las leyendas y aventuras que aparecen en El Señor de Los Anillos, también de modo parcial), proceso en cuyo principio siempre me vi frustrado. Entonces decidí recordar objetos, personajes y hechos de mis invenciones, y hablar separadamente de cada uno de ellos, extendiéndome cuando fuera posible al aportar con más situaciones o personajes relacionados con cada uno de esos pequeños temas. Así es mucho más fácil enriquecer la historia, tenerla más clara y ver fácilmente cuáles son los puntos que están vacíos o confusos. Al menos creo que personalmente será un método muy favorable.

Anoche estaba buscando por internet a alguien que tuviera a la venta el segundo tomo de las obras completas de Tolstoi de "Ediciones Aguilar", unos libros españoles antiguos, preciosos, con tapas de cuero u otros materiales de calidad, papel de biblia, miles de páginas, etc. Tengo el primer tomo, que a mi mamá se lo regaló una compañera de colegio durante su infancia (el papá después la debe haber apaleado hasta el coma), y aunque no he leído siquiera una obra de todas las incluidas, decidí que quiero tener los dos tomos. Tengo muchas ganas de comenzar a leerlo, pero me desanima un poco que sea una colección incompleta. Bueno, el asunto es que de los muchos libros "Aguilar" que encontré, todos eran carísimos. Desde los cincuenta mil hacia arriba. Son realmente unos tesoros, y yo suponiendo que podía encontrarlos baratísimos en alguna feria por ahí. Sigo esperanzado en que encontraré a alguien que no sepa lo que tiene y que me lo venda muy barato, pero mejor me hago a la idea de olvidarlo o ahorrar. Y lo que me parece más increíble de todo, es que el libro de obras completas de Shakespeare era uno de los más caros, y yo, que lo había visto a veinticinco mil en el puesto de un tipo que vende libros usados, lo había encontrado un disparate. Sólo espero que a vuelta de vacaciones pueda volver a encontrarlo.

En fin, viendo anoche tantos nombres de autores cuyas obras colmaban miles de páginas de hermosos libros, a veces en varios tomos, me entró ese sentimiento raro de desesperanza y renuncia por la idea banal de adquisición, junto con otro sentimiento, igual de infrecuente, de deseo real y latente por tener una obra propia, ojalá extensa y rica, en la que se inmortalizara todo aquello a lo que yo daría vida a través de un arduo y apasionado trabajo. Vuelvo a reconocer ahora que siempre he sentido un enorme respeto por las gentes que tienen el don de escribir con fruición, tal vez más que el que siento por los pintores u otros artistas. En realidad tengo una profunda admiración por todo quien haga algo con amor y pasión sin lograr saciarse jamás, pero quizás a quienes más admiro son los literatos, y es eso a lo que más aspiro, muy dentro de mi alma. Algún otro día hablaré de esto con más calma y detalle.

Como había descubierto un método de escritura que me sería muy productivo, provisto de un renovado entusiasmo apagué el computador, fui a mi cuartucho de afuera a buscar un cuaderno nuevo a mis cajas de colección de cuadernos y papeles en blanco, y me puse a escribir descriptivamente ciertos objetos primero, junto con unos cuantos dibujos, incluyendo historias relevantes a ellos, con a veces varias posibilidades a elegir para la formación final del relato. Escribí hasta tarde, no sé a qué hora, y luego me fui cansado a dormir. Sé que en esto no hay nada realmente visible de la novela definitiva, y no puedo sentir que tenga un avance serio, porque ni de literatura incluí algo en mis descripciones y narraciones breves, pero sé que si sigo adelante esto tendrá un significado infinitamente valioso para lo que he querido hacer desde hace muchos años. No quiero dejar de lado jamás la lucha por volver a la vitalidad y creatividad de antes, y sé que casi nunca hago algo al respecto, pero tiene que haber llegado el tiempo ahora para dejar de retroceder y recuperar el tiempo perdido.




Mario All Stars: Ehm... Es posible que de esto hable menos que de cualquier otra cosa en esta entrada.

Siempre me gustaron mucho los juegos de video, aunque en realidad nunca pude tenerlos muy cerca. Todo lo que he tenido relativo a ellos hasta ahora han sido computadores deficientes, en los que pocos juegos decentes funcionaron; el Super Nintendo, en el cual tuve siempre un solo juego, que cambiaba cuando me aburría demasiado hasta que lo abandoné por completo; y el PS One (todas las consolas y computadores siempre desfasadas en cuanto a lo que estaba "in").

Bueno, sucede que mientras le enseñaba a tocar lo básico en guitarra al Benja, sobrino de mi novia, Cindy, él me mostró en Youtube a un tipo que tocaba muy bien las diferentes canciones de Mario Bros. Me quedé muy interesado en esos videos, y aunque fracasé en el intento de tocar las canciones yo mismo, seguí buscando más temas de Mario tocados por otras personas en distintos instrumentos. Un día, mientras los veía, me dieron unas ganas irremediables de jugar Mario en Super Nintendo, y aunque era de noche, salí desesperado a buscar por toda la casa la consola y todas sus partes, de las que encontré la principal junto con el transformador, que tenía el cable medio malo (lo arreglé con masking tape) y los dos controles, sólo uno funciona. Me puse de inmediato a buscar en internet juegos usados de Super Nintendo, esperando encontrar el Mario All Stars o más bien Mario World, y resulta que encontré a un tipo súper carero que vendía uno en que venían todos incluídos. No diré cuánto pagué por él aquí, por vergüenza, pero nadie más lo tenía, y además la tarjeta está en muy buen funcionamiento (a modo de excusa por mi compra compulsiva).

¿Mencioné que acordé la venta esa misma noche y que lo compré al día siguiente? Bueno, así fue. También ese día, antes que nada, me levanté para ir a ver al persa si vendían juegos más baratos y por si encontraba la antena RCA. Sólo encontré lo segundo, lamentablemente, pero es más que razonable en el año 2009 después de una noche de lluvia, con pocos puestos instalados. En fin, esa tarde volví a mi casa a jugar el primer Mario (después de un día muy agitado, ya que no mencioné tampoco que desperté a un amigo, Gustavo, para que buscara sus juegos, fuera a su casa a buscar yo mismo y partiera corriendo a las Rejas a completar la compra del juego caro, no sin antes volver a la casa a buscar la plata...)

De todos modos, esto NO QUIERE DECIR que soy un comprador compulsivo, lo juro. Ciertas personas que me conocen están de acuerdo en que soy una persona a veces muy tacaña, y asumo que la compra de cosas básicas como ropa o comida me parecen gastos extra para mi bolsillo. Es sólo que confío en esos impulsos para comprar algún librillo o un DVD. En realidad sólo recuerdo un caso de cada cosa, así que tampoco sucede a menudo. No entraré a contar la historia de aquellos impulsos, porque sé que esto lo va a leer al menos una persona a la que le he contado y explicado esto más de una vez, y ya me avergüenza haberlo puesto de la misma forma aquí.

Volviendo a MARIO, de una vez por todas, contaré que es casi lo único en lo que he dejado el tiempo pasar estas vacaciones, y ya me tiene un poco mal. Cuando me acuesto y cierro los ojos, no puedo dejar de ver a los koopas acercándose, ni de calcular los movimientos para evitar que me quiten la capa, la cola, la flor, el hongo, en fin, para que no me dejen otra vez con el maldito Mario chico, que me tiene harto. Los marios más antiguos, el primero y el "Lost Levels", los pasé casi completamente con el Mario chico, y cuando lograba encontrar un hongo, descubría que no había logrado aprender a moverme con el Mario grande, y para qué hablar de la flor de fuego... rara vez la tuve. Debo reconocer que aún no me he perfeccionado lo suficiente, aunque ya di vuelta los cinco juegos que vienen incluídos en el All Stars. Volví a pasar el Mario 2, el 3 y el Mario World, y ahora averigüé sobre trucos y cosas escondidas, que aspiro descubrir y completar ahora.

Descubrí que la canción clásica de Mario, la del primer juego, es la que menos me gusta de todas (a excepción de la música de las cuevas en el Mario 2), y creo entender por qué la evitaron o camuflaron en los posteriores. La verdad es que es muy hinchapelotas, y cada vez que empieza hace que todo sea peor. Cuando estaba solo jugando no me molestaba tanto, pero si había personas cerca, o al alcance del sonido de la tele, me daba cuenta involuntariamente de que la canción era cansadora, y eso sumado a perder a cada rato hacía que jugar se volviera una actividad en extremo estresante, por lo que en adelante jugué todos los marios con el volúmen mínimo, para no tener que preocuparme tanto por la insistencia de las melodías.


Está bien, creo que no quiero hablar más acerca de nada por ahora. Iba a intentar escribir más en el proyecto que empecé ayer, pero estoy muy cansado.

Si un pobre diablo leyó hasta aquí, gracias. No sé qué más decirle. Ah!: Lo siento.

miércoles, 6 de enero de 2010

Calendario '97

Hoy fue un día NO poco interesante, ya que entre otras cosas con el Juanjo acompañamos a mi mamá a la clínica y tuvimos mucho rato para conversar, cosa que en realidad casi nunca hacemos. Él está en esa etapa complicada en que el tiempo del colegio se fue de repente y ya hay que tomar a la fuerza decisiones que, ahora debo reconocerlo, son muy importantes. Conversamos harto sobre las películas, la música, los libros, todo lo que pasa con la mentalidad al entrar al mundo universitario, las oportunidades que hemos tenido y las farreadas, las metas, y sobre todo hablamos harto acerca del Club de la Comedia, de don Paoly, de Mauricio Israel y la pila de weás más. Ojalá este cabro no se pierda, y que con el esfuerzo que emplee este año pueda llegar a dedicarse a algo que le guste en serio.

A mi mamá le fue de lo lindo en el médico y todo bien. La verdad es que sus extrañas restricciones me tienen un poco confundido, así que no sé qué tanto hablar de eso, pero bien. Estoy muy contento por ella.

Además, mi papá me pasó a dejar a la casa un calendario del 97 que encontró, que trae reproducciones de pinturas chilenas realistas. Ya no sé qué sentir con el término "realista", y lo digo en serio, porque durante mi período de tener que entender tantas cosas a partir de cero, he tenido que moldear bastante incluso los cimientos mismos de mi propio gusto; pero eso es un tema más o menos aparte que da para mucho blahblah y no quiero caer en eso ahora.
Sea como sea, lo "realista" no me causó muy buena impresión a primeras por culpa de la pintura que venía de portada. Pensé que sería un compendio de cuestiones fomes no más, pero al dar vuelta la página cambié de opinión inmediatamente.

La primera era una (no sé qué tan) típica pintura hecha seguramente a partir de una foto en blanco y negro, trabajada además para que parezca tal. Pero ni siquiera tenía una construcción pictórica, sino que era de ese tipo de imágenes que simulan ser fotogramas. La de la página siguiente es de Jaime Bendersky, y está titulada "Gay". En realidad la razón de ese título un tanto "sexualmentedisidente" debe ser que se trata de una vista de la calle Gay, o Claudio Gay, del centro de Santiago (aunque igual tiene por ahí un rosa'o medio sospechoso). Lamentablemente no encontré en internet la imagen para ponerla aquí y me da lata ir a escanearla al otro computador. En fin, razones por la que me gustó tanto: obviamente, deduciendo desde el tema del calendario, es bastante realista, pero en general es una pintura muy inteligente y hecha muy a conciencia. La forma en la que están organizados ciertos elementos (los troncos de tres árboles, las sombras que éstos proyectan sobre los muros y el suelo, los umbrales y ventanas de los negocios, las cortinas metálicas de los mismos, un letrero de Chámonix) hace que bajo el realismo que traduce, sea un cuadro bastante abstracto; pero lo mejor es eso sumado a una cuestión trabajada de forma completamente opuesta, que es el follaje de los árboles: cada pequeño grupito de hojas está cuidadosa y detallistamente pintado, con unos colores un poquito irreales, que me recuerdan un poco a esas pinturas chinas de flores con pajaritos o bichos. Me gusta harto esa cosa gráfica con planos más o menos grandes de un solo color mezclada con otras cosas más minuciosas, sobre todo cuando la totalidad del cuadro está bien disfrazada de realismo. De hecho también hay una parte de un muro que, aunque en principio era lo único que me molestaba un poco, a mi parecer simula una bandada de gaviotas que aterrizan amontonadas sobre una roca, representado por la pintura descascarada del muro más cercano. Mañana edito esta entrada y subo la imagen escaneada.

Hay otras que también tienen su toque chori, con colores ocres, y planos hechos con muchas manchitas que crean la ilusión de la suciedad y el óxido. Recuerdo que ese solía ser mi tipo favorito de imágenes, y todavía me gustan harto.

Y eso, al final me divertí harto, patudamente riéndome un buen rato de lo horrible que me pareció una medio surrealistoide llamada "Francisco de Orellana, Descubridor del Amazonas" hecha por José García Chibbaro. Sé que no soy quién para andar opinando bien o mal de las cosas que hacen viejos que tienen harta experiencia pintando, pero creo haber visto en ese cuadro todos los prejuicios y las weás que aprendí que no hay que hacer, todas juntas!!! Aunque quién sabe, tal vez hasta lo hizo intencionalmente (?). En todo caso no puedo decir mucho más, porque no estoy capacitado para hablar acerca de la posible alegoría o weá de mensaje que haya puesto en él, si es que la hay, así que no sé... de cualquier forma creo que es un gallo medio conocido y será por algo, digo yo...

Ya, me puse patudo y latero. Suficiente por hoy.

martes, 5 de enero de 2010

Las cosas que trae la Lulú.

Hace unos días mi mamá me despertó bien temprano con un alboroto debido a un ratón que había atrapado la Lulú. Me decía que lo tenía afuera de su pieza, en el patio, y que fuera a matarlo. Mi hermano, Juanjo, también se despertó con el escándalo y fue a ver. Arrinconamos al pobre ratón en una esquina. Le dije a Juanjo que me pasara un fierro, y me alcanzó el de una escoba.



Siempre he lamentado todo lo que se dice de los ratones, porque son muy bonitos. Este especialmente tenía una cara muy simpática, incluso tal vez con expresión triste. Para ser honesto, debo decir que tengo una dificultad de matar ciertas criaturas, porque detesto tener a mi mamá y a mi hermana encima de mi oído presionándome para que mate a una araña, por ejemplo. Yo siempre titubeo, porque tengo miedo de fallar el golpe, que salte hacia mí y me pique, y porque siento algo incómodo al imaginar su cuerpo reventándose, especialmente cuando son grandes y eso que no me gustan para nada. A veces no las quiero matar. De verdad no quería matar al ratoncito...

Hubo veces hace varios años en que la Lulú también había traído ratones, pero muy pequeños, casi bebés, y yo un par de veces se los quité y los guié hacia un hoyo que hay abajo de la pared que divide mi patio con el del vecino, porque está muy abandonado y supuse que venían de ahí. Una vez maté a uno de un solo golpe con un fierro, y ahora que recuerdo debe haber sido porque estaba mi mamá ahí. En realidad si fuera por mí, no los mataría nunca. Ahora estaba somnoliento, ahí, enfrentado a un pobre ratón gris, con mi mamá mirando asustada y mi hermana que se había despertado y comprobaba espantada desde su ventana que el pequeño roedor estaba vivo y se movía (en realidad la Lulú siempre juega con ellos y no los mata, como a las pobres lagartijas, que de todos modos corren mejor suerte cuando puedo intervenir, porque las rescato y las dejo ir).

El ratoncito se metió a un cuadrado que está bajo el nivel del suelo, donde hay un desagüe tapado con una piedra que impedía que pudiera escapar. Era relativamente fácil golpearlo, y todos esperaban a que lo hiciera, así que procedí, pero no le pegué del todo bien. Dio un salto y quedó arrinconado en el hoyo y era muy difícil pegarle de nuevo. Me obligué a pegarle nuevamente y quedó tirado de espaldas, pero aún vivo. Juanjo estaba nervioso y me gritaba "¡mátalo, mátalo!", aunque sé que él tampoco quería que muriera. A ambos nos daba pena el pobre. Presionado, comencé a pegarle en la cabeza con el fierro a modo de estocadas, pero no parecía terminar de morir, y sus reflejos, supongo, hacían que sus patitas y su cola se movieran violentamente, lo que empeoraba con cada golpe... Juanjo estaba tenso y quería que lo matara ya de una vez. Yo le decía que debían ser reflejos solamente, que ya no debía seguir vivo, pero insistía. Seguí golpeándolo y hasta a mí me dolía. Juanjo insistió y le pasé a él el fierro. Con valentía dirigió sus golpes al pecho del desgraciado animal y fue más violento y decidido que yo, aunque sé que a él le dolía tanto como a mí, o más. Él tuvo el coraje para terminar de una buena vez con el dolor del ratoncito, mientras que yo perdía el tiempo intentando causarle menos dolor, pero no consiguiendo nada. Creo que temía tanto por el sufrimiento del ratón como por el mío propio. A él no le importó ser agresivo y violento con tal de acabar de una vez por todas con esa tortura. En cambio, mientras intentaba infructuosamente aplastar de manera certera ese pequeño cráneo, yo nunca dejé de ser el mismo al que despertaron de repente, el que quería al ratón... Creo que tal vez se notaba que sentía lástima por el desgraciado incluso mientras lo mataba. Siento que logré ver entonces un matiz para mí antes desconocido de lo que es la valentía y obviamente no me he impregnado aún de ello, pero siempre hay que partir por algo y creo que fue toda una experiencia.

Luego de terminar, lo metimos dentro de dos bolsas y lo colgamos afuera, junto a toda la basura que estaban por retirar esa mañana. Volvimos a dormir y más tarde despertaríamos como si el día recién comenzara. Son bien raras y curiosas esas lagunas entre sueño y sueño.

The Squid and the Whale


Usualmente no me gusta ver tele, primero porque casi siempre es una absoluta pérdida de tiempo y segundo porque mi cable tiene el contrato más barato, así que mi canal más "pro" es el FOX. Pero como estos flojos primeros días de vacaciones me tienen un tanto estancado en la casa, aparte de jugar Super Nintendo (sólo juego Mario All Stars, aunque me di vuelta todas las cuestiones hace tiempo) y leer un rato, sólo me queda optar por ver algún DVD, y si ya no tengo películas, busco alguna en el I-sat o veo si milagrosamente en algún otro canal hay algo bueno.


Una de las cosas interesantes que he pillado fue hace un par de noches "The Squid and the Whale". No sé por qué me llamó la atención y me quedé viéndola, y sin tener en cuenta que la porquería de canal salía a comerciales a cada rato (AXN), valió la pena. En realidad no sabía por qué me gustó ni porqué estaba tan pegado, porque a decir verdad era una historia bastante corriente y súper simple. Trataba de los conflictos entre unos padres divorciados y la manera en que esto afectaba a sus dos hijos, Walt y Frank. Ambos padres eran escritores, sólo que la madre, Joan, era más exitosa, mientras que Bernard vivía de manera mediocre y al parecer estaba algo inactivo. Se repartían los días de la semana para compartir con sus hijos y éstos empezaban a verse un tanto divididos entre sus padres, tomando ciertas preferencias por uno o por otro. (A todo esto, es la historia real de la vida del escritor y director de la película, que es representado por uno de los hijos)

La cosa es que anoche recién se me ocurrió un posible sentido para el extraño final (pues la progresión de la historia según mi parecer estaba muy disimulada, y el final no podía ser más raro). Durante la película, Walt, el hijo mayor, había participado en un concurso de talentos en su escuela y obtuvo el premio mayor que eran cien dólares. Había cantado guitarra en mano "Hey you" de Pink Floyd como una composición propia y nadie se dio cuenta, hasta que más adelante lo descubrieron y citaron a sus padres para que devolviera el premio y además decidieron que debía asistir a una terapia. Al psiquiatra le dijo que la razón de haber presentado dicha canción fue que sintió que él mismo la pudo haber escrito. A petición de aquél, trató de recordar alguna situación cualquiera de su vida que recordara, y entre otras cosas, le contó que cuando niño solía ir al museo de historia natural con su madre, pero que evitaba mirar la representación de un calamar luchando contra una ballena, porque le daba miedo. Al llegar a la casa, comentaba todo lo que había visto con su mamá y le pedía que le describiera la escena, y aunque seguía sintiendo miedo, le gustaba.



Más adelante, a Bernard, su padre, le da un infarto en la calle y es Walt quien lo acompaña al hospital. En un momento, sale a buscar a una enfermera para pedirle que lleve almuerzo a su padre, y en vez de volver a la sala, sale corriendo del hospital directo al museo. Al llegar, se queda mirando fijamente la recreación del calamar gigante luchando contra la ballena.

Y eso, se acaba la película.

Lo que se me ocurrió anoche fue que el final está cumpliendo una especie de función metalingüística. Me quedo pegado y me entretengo viendo la desgraciada infancia del director hasta el final, aun con lo insípida y a veces amarga que es, pero todo porque es una película. De la misma forma a Walt le entretenía cuando su madre le describía lo que a él le daba miedo mirar de frente, pero sólo al final es capaz de enfrentarlo directamente. Podría pensarse que es el momento para que se tome en serio sus problemas y tome más conciencia, pero en realidad es el mismo director quien vuelve sobre su propia historia para enfrentarla a la manera inversa: haciendo una película. Bueno, es obvia la tontera, pero me di cuenta tarde.




ehm... eso.

lunes, 4 de enero de 2010

Intro (segundo intento)

El Blog de las conclusiones e interpretaciones tontas y obvias para TODAS las cosas!!!



Ya no recuerdo bien con qué fin creé este espacio. Había escrito un par de cosas idiotas, si es que fue un par (tampoco lo recuerdo), y pronto las borré.



Mi segunda intención con este blog es obligarme a escribir algo todos los días, como para mantener un ritmo. Siempre he estado convencido de que vivir escribiendo debe darte una visión más atenta de las cosas y mantenerte reflexionando incluso en los momentos en que haces alguna otra actividad. Estoy seguro que viví así unos años que aprecio mucho y que recuerdo con nostalgia todos los días, sólo que me limité a planificar muchas ideas pero no escribí nada, hasta que dejé de funcionar así y me acostumbré a una vida silenciosa cuyos momentos para pensar son ocupados por una repetida declamación interna de la letra de una que otra canción. Ya no reflexiono tanto como entonces y he dejado de conocerme. He intentado recuperarme escribiendo cualquier pensamiento o idea en un cuaderno (tengo muchos listos para llenar), pero siempre abandono el intento o se me olvida.



Así que amontonaré aquí inutilidades escritas del día a día con el único objetivo de reciclar el cerebro.



Bueno, y eso. No sé a quién escribo, pero da lo mismo. Tampoco voy a negar que tengo una intención en gran parte comunicativa, ya que sería un imbécil y un falso si lo negara mientras escribo en un espacio público. He entendido y admitido recientemente que la razón final de toda escritura y, en definitiva, toda producción creativa, necesariamente tiene como finalidad ser compartida. Y es que el habla y la escritura, y por extensión el dibujo, la fotografía, la pintura, etc, sólo justifican su existencia por la comunicación. De hecho, tal vez los intentos mismos por definirnos como individuos nacen a partir de ella y se manifiestan por su medio; y ya que lo que somos es tan ambiguo e inconstante, sólo podemos conocerlo a través de las huellas que dejamos, o lo que mostramos al exterior. Reconozco que no me gusta suponer esto, pero puede que nuestra identidad finalmente es igual a lo que somos para lo que está fuera y que es distinto a nosotros. Y es que siempre me sentí alguien diferente de lo que, supuse, veían los demás, pero inevitablemente llegó un momento en que debí preguntarme si realmente era quien yo creía. Viendo mis "huellas", mi forma de actuar, lo que hago a diario, etc, comprendí que no había por ninguna parte algo de todo aquello que yo creía poder defender. Si muero en este mismo instante, ¿qué habré sido?. Claro que si tuviera mis ideas con la misma antigua claridad podría sentirme capacitado para seguir defendiendo una especie de dignidad ahora, pero si muriese, ¿Qué habría de aquello? Cada uno debiera tener claro lo que piensa de sí mismo tanto como lo que siente que produce realmente en el exterior. Creo ser un tanto honesto conmigo mismo al advertir que lo que soy para mí y lo que siento que proyecto para los demás son dos cosas muy distintas. Por supuesto que siempre habrá un margen de error, porque obviamente no puedo mirarme objetivamente ni conocer lo que piensan otros, pero creo que hacer una distinción entre ambas cosas es importante.

ARGH! detesto la forma en que terminan siempre las cosas! Pero no importa, para eso es este espacio, para que algún día pueda dejar de hablar tanta estupidez y pueda ser más breve y elocuente con lo que escriba o hable. Ok. Fin.